ADIÓS

 

La dejé ir, aunque seguía tras la puerta, no forcé su ida ni diseñé su nuevo camino, pero simplemente no la llamé.

No caminó, pero se fue, porque no la despedí pero no la retuve.

Sé que lloró y yo lloré y ella lo sabe, pero no se atrevió a tocar la puerta y no me atreví a tomar su brazo.

Sé que se fue porque su inmóvil espalda me lo dice, sé que se fue porque simplemente no está aunque siga ahí, tras de la puerta; y porque no abriré para llamarla.

Se fue y no quiero que se vaya, pero no debe quedarse, es tiempo de no abrir más la puerta.

No volverá porque realmente se fue, porque volver ya no serviría de nada, porque cuando cerró la puerta, ambos sabíamos que se había ido aunque ambos sabíamos que llorábamos al otro lado de la puerta.

No volverá porque los dos sabemos que lo mejor es que se vaya o me vaya, porque ya no basta el tiempo, es necesario irse, pero no volverá definitivamente porque al abrir la puerta, ya no estaba.

17/12/14