OSCURIDAD Y LUZ

 

Cuando la oscuridad se tornó densa, como había acostumbrado hacerlo durante todos estos años, ella volvió a cerrar sus ojos y los apretó fuertemente, como siempre hacía en estos casos; pero, a diferencia de las otras veces, cuando los abrió, la oscuridad, en vez de disiparse, parecía haberse concentrado en su rostro y querer lastimarla; por lo que ella giró 180 grados sobre sí, atendiendo a un instinto de conservación que pareciera nunca antes haber tenido, volteó todo su cuerpo con los ojos cerrados y cuando los intentó abrir, sintió un dolor que no había sentido antes y se vio tentada a voltearse de nuevo, pero soportó, y a medida que soportaba, el dolor se disipaba mientras más abría los ojos y simultáneamente sentía una sensación en todo su cuerpo que jamás había podido sentir por tener sus ojos y cuerpo volteado hacia ese oscuro y tenebroso lugar.

También sintió miedo, porque nunca había visto lo que veía, un sol que la abrigaba y la hacía sentir confiada, además pensó tal vez, que extrañaría ese lugar en que había estado por tanto tiempo. Y por estar acostumbrada a la oscuridad y al frio, ella creía que se había vuelto fría y oscura; y que por lo tanto, no tendría cabida en ese hermoso mundo que siempre había estado tras de sí. Intentó voltear nuevamente hacia atrás, hacia la oscuridad densa que parecía halarla y esperarla como si de verdad le perteneciera, sin embargo venció el miedo, se dio la oportunidad de continuar con su mirada volteada hacia la luz decidiendo  permanecer allí; y fue todo lo contrario, mientras más compartía con el calor, los melodiosos sonidos y los paisajes coloridos, su corazón también se llenaba de calor y empezó a recordar que no siempre había sido fría, calculadora y oscura; empezó a entender que tal vez, este podría ser su lugar.

Reconoció algunos lugares como si antes hubiera pasado por allí, pero ahora, todos la hacían sonreír en vez de hacerla llorar y se sintió protegida como pocas veces antes había pasado.

Tras todo esto, entendió que la oscuridad siempre estaría allí para ella y que la oscuridad nunca dejaría de ser lo que es: fría, turbia, cegadora y absorbente; con un modo de absorción que era mal entendido como un abrigo, pero que ahora que sentía lo que era realmente ser libre y protegida, sabía que solo había sido una manipulación. En aquel momento comprendió que ya sabía lo que le esperaba si volteaba de nuevo y regresaba; y que nada de lo que allí pasaba, era lo que quería para sí; que en cambio, ahora encontraba que todo lo antes sentido, podría mejorar y que su alma podía encontrar ese camino que siempre había buscado.

Caminó y tropezó, pero ahora, a diferencia de antes, veía para dónde iba y entendió que ni la oscuridad ni la luz están equivocadas en ser lo que son, que quien se equivocaba era ella, al elegir el camino.