Fuego sin cenizas
El longilíneo alcance de la profunda mirada de tus cegados ojos y el melifluo sonido del mutismo infinito de tu resonante voz auto enclaustrada en tu cocida y vociferante boca, llevan a mis petrificadas emociones paquidérmicas al veloz encuentro de los estáticos rayos de luz que brotan como flameante llama de volcán extinto por milenios, desde la gigantesca amabilidad subnuclear exhibida en la oscuridad absoluta de nuestros constantes, mudos, ciegos, sordos y distantes encuentros periódicos.